El teatro y su doble (en francés: Le théâtre et son double) es uno de los ensayos más reconocidos del dramaturgo, director de teatro y actor francés Antonin Artaud (1896-1948), publicado originalmente en París en 1938.
El libro constituye las bases teóricas del movimiento teatral llamado teatro de la crueldad que se basaba en el impacto sobre el espectador por encima de la trama y en trascender el lenguaje con sonidos extravagantes u onomatopeyas, así como en el abandono de la disposición y estructuras convencionalesde la puesta en escena. Aún hoy sigue considerándosele una de las figuras más influyentes en la teoría teatral contemporánea.
En el libro Artaud describe teatro como “‘la réalité virtuelle’, una realidad virtual en la que los personajes, los objetos y las imágenes toman la fuerza fantasmagórica del visionario alquimista de los dramas internos. Esta es considerada la primera descripción publicada de la realidad virtual.
voluntad. De esta manera, vincula al concepto de peste
anotado con la actividad teatral y el nacimiento del actor como tal, así como
entender al teatro mismo como una epidemia.
Está claro que sus ideas son totalmente revolucionarias en su tiempo y
por ello bastante criticadas, pero lo que el intentaba era despertar a la
sociedad de una especie de epidemia que se estaba adueñando de sus
mentes.
Este teatro al igual que la peste, se dedica únicamente “a realizar actos
inútiles y sin provecho”.
Acusa al teatro de su época de la utilización de una poesía que
prescinde de la realidad., y lo mas grave es que afecta al espíritu y lo engaña,
es como una epidemia que atrapa no sólo al actor sino a todo el pueblo.
Según Artaud “una verdadera pieza de teatro perturba el reposo de los
sentidos, libera el inconsciente reprimido, incita a una especie de rebelión
virtual e impone a la comunidad una actitud heroica y difícil”.
Estas palabras han recorrido medio,
EL TEATRO Y SU DOBLE ,
EL TEATRO DE ANTONIN ARTAUD
Propone un teatro completamente inusual en su tiempo, basado en el
gesto y en la necesidad de impresionar al espectador mediante la
estimulación de los sentidos y no del espíritu.
Artaud comienza con una relación de la peste ocurrida en 1720 en
Marsella y sus consecuencias mortales. Aborda el concepto de la peste y
relaciona dicha enfermedad con una especie de identidad psíquica, una
actitud de la voluntad. De esta manera, vincula al concepto de peste
anotado con la actividad teatral y el nacimiento del actor como tal, así como
entender al teatro mismo como una epidemia.
Está claro que sus ideas son totalmente revolucionarias en su tiempo y
por ello bastante criticadas, pero lo que el intentaba era despertar a la
sociedad de una especie de epidemia que se estaba adueñando de sus
mentes.
Este teatro al igual que la peste, se dedica únicamente “a realizar actos
inútiles y sin provecho”.
Acusa al teatro de su época de la utilización de una poesía que
prescinde de la realidad., y lo mas grave es que afecta al espíritu y lo engaña,
es como una epidemia que atrapa no sólo al actor sino a todo el pueblo.
Según Artaud “una verdadera pieza de teatro perturba el reposo de los
sentidos, libera el inconsciente reprimido, incita a una especie de rebelión
virtual e impone a la comunidad una actitud heroica y difícil”.
Estas palabras han recorrido medio mundo, han sido el lema de muchos
grupos de teatro y de artistas, aunque en ese momento sus teorías fueron muy
criticadas y no se llevaron a cabo, si que fueron muchos los artistas que leyeron
sus ideas y que las llevaron a la práctica, solamente hay que ver una
actuación de La Fura del Bahus para darse cuenta de que Artaud está
presente en cada uno de sus gestos, aunque esta tema lo trataré en el último
punto de mi comentario.
Lo imposible según Artaud en el teatro se transforma en elementos
normales, y es ahí donde radica nuestro peor mal.
El teatro según Artaud afecta a la gente de la misma manera que la
peste, o cualquier otra enfermedad que sea una epidemia, es un mal universal
que se adueña del público y le hace creer y despertar en él sentimientos
equívocos.
He aquí la primera idea de debate que me hace replantearme muchas
cosas: Si la sociedad a la que tanto crítica Antonin, es una sociedad que se
deja influenciar fácilmente por unos estereotipos de personajes que aparecen
y desaparecen, que hacen creíbles y cotidianas situaciones que no lo son,
cuyos actores realizan una mera representación de un guión sin pararse a
pensar en si llegará o no al alma del espectador, en si podrá arrancar una
sonrisa sincera o incluso un par de lágrimas, un teatro ausente de gestos que
hablen por sí mismos, de una poesía sincera, un teatro al que la gente acude
sin más… ¿Qué diferencia hay entre esa sociedad de los tiempos de Artaud y
la nuestra? ¿Qué nos diferencia de ellos? ¿Qué diferencia hay entre los que
acuden a un museo y pasan sin más ante una obra, y los que acudían a los
tan criticados teatros de Artaud?
Hay que tener en cuenta que en aquella época la cultura occidental
estaba siendo muy criticada, y el intenta de alguna manera despertar el
espíritu de la sociedad y hacerles entender la vida y su propia cultura de otra
forma, de la forma correcta según entendía él.
Según Artaud: El problema tanto para el teatro como para la cultura,
sigue siendo el de nombrar y dirigir sombras; y el teatro, que no se afirma en el
lenguaje ni en las formas, destruye así las sombras falsas, pero prepara el
camino a otro nacimiento de sombras, y a su alrededor se congrega el
verdadero espectáculo de la vida.
Destruir el lenguaje para alcanzar la vida es crear o recrear el teatro. Lo
importante no es suponer que este acto deba ser siempre sagrado, es decir,
reservado; lo importante es creer que no cualquiera puede hacerlo, y que una
preparación es necesaria.
Estas palabras me parecen muy interesantes, ya que definen no sólo el
verdadero problema de la cultura de su época, sino claramente el de nuestra
cultura, nos vemos reflejados en sus palabras, estas sombras que tanto crítica
Artaud bien podrían relacionarse con estereotipos que actualmente se nos
imponen, ya sean estereotipos de belleza, de cine, de teatro e incluso políticos
y religiosos, el sentirse por obligación unidos o encadenados a esas sombras.
Es para él el teatro el gran instrumento para romper con todo esto, y
crear nuevas sombras que vayan más allá y sean capaz de romper con lo que
se nos presenta como verdadero y cotidiano, cuando en realidad no lo es, y
es a través de los gestos, de la música, de un simple escenario, de una luz que
nos refleje algo diferente, donde se encuentra el verdadero sentido de la vida,
eso que nos hace pensar y alarma a nuestros sentidos, para advertirnos de que
algo existe más allá de lo que se nos impone.
Este teatro que va más allá es para él metafísico, pero ¿qué entiende
Artaud por metafísico? Seguramente lo que viene después de la naturaleza
más allá de lo físico, por ello es tan importante para él la representación del
gesto, de la pantomima, que tanto ha sido utilizado en el teatro oriental.
Basta con ver una película de Charles Chaplin “El gran dictador. 1940”
para darse cuenta que se puede hacer una ruptura del lenguaje y expresar y
decir mucho más que si hubiera un lenguaje que aparentemente está tan
estudiado y programado, pero que en realidad en algunos casos puede llegar
a no decir nada.
El teatro occidental según Artaud a relegado a último término lo
puramente teatral, es decir lo que no puede ser representado con palabras,
para ello pone de ejemplo una pintura que contempló en el museo del Louvre
de un pintor primitivo del siglo XVI Lucas van den Leiden Las hijas de Lot.
Este cuadro es tan importante para él por la manera en que es
representada y lo que es más importante entendida la escena. La forma de
representar el acontecimiento es para Artaud la forma perfecta, ya que es un
escenario teatral en toda regla, contienen todos lo elementos de los que
carece el teatro occidental. Cautiva nuestros sentidos, de la misma manera
en la que los perturba y nos hace sentir intranquilos por la tempestad que se
desarrolla a la espalada de Lot y de sus hijas.
Está claro que las palabras deben de ser las protagonistas de las obras
literarias, es su propio lenguaje, el teatro ya tiene el suyo, una especie de
poesía de los sentidos, que ante todo debe ocuparse de satisfacerlos igual
que cuando contemplamos una pintura, de la misma manera que disfruto
Artaud ante el cuadro de Lucas van den Leiden.
Una obra de teatro, al igual que una obra de arte, no debe de ser
realizada para intentar resolvernos conflictos internos y por ello hacernos sentir
bien al vernos reflejados es sus sombras, sino únicamente para satisfacernos,
para agradarnos, o al menos así lo entiendo yo, no quiero sentirme mejor
persona cuando salga de una obra de teatro o incluso al contemplar una
película, no sirve de nada, porque nuestro bienestar desaparece tan rápido
que ni siquiera nos dará tiempo a gozar en nuestro gozo.
Es necesaria la utilización de una poesía metafísica, porque hace que
nuestro pensamiento tome actitudes profundas más allá de las puramente
psicológicas, y esto al contrario del teatro occidental, es capaz de conseguirlo
el teatro oriental.
De esta manera según Artaud hacer metafísica con el lenguaje
hablado es hacer que el lenguaje exprese lo que no expresa comúnmente; es
emplearlo de un modo nuevo, excepcional y desacostumbrado, es devolverle
la capacidad de producir un estremecimiento físico…
Aquí queda claramente explicado el significado de lo que para Artaud
significa poesía o lenguaje metafísico, un lenguaje que sea capaz de expresar
algo más, de ir más lejos y hacernos sentir lo que no sentimos o captamos
habitualmente, esta teoría tan aristotélica es clave para entender la obra de
Artaud cuando habla de un lenguaje propio del teatro diferenciado
claramente del lenguaje habitual.
No se trata de hacer un teatro social o de actualidad, de la misma
manera que en el cuadro de Lucas van den Leiden no se trataba de hacer
una pintura social si no de ir más allá, conmover el alma o el ojo humano.
Hacer las cosas de la misma manera en la que todo el mundo las hace,
es relativamente fácil, pero intentar cambiar el modo de hacerlas, y lo que es
más importante el lenguaje de cada arte, eso sólo lo han hecho y lo harán
unos pocos, los más atrevidos, los de mentes inquietas incluso con aire
surrealista, los valientes de las generaciones pasadas y de las venideras.
Se trata de hacer un teatro imposible, increíble y maravilloso, un teatro
alquímico, de esta manera entendiendo lo que es la alquimia y lo que los
alquimistas pretendían, Artaud hace un símil bastante lógico, ya dentro de los
límites en los que nos hemos adentrado, y así entiende que en el teatro igual
que en la alquimia existen dos planos o al menos deben de existir en el buen
teatro, un plano físico donde ocurre todo lo puramente real, como las
imágenes, las personas, los objetos, y el otro plano sería el ficticio o ilusorio, de
esta forma se consigue ese teatro primitivo que tanto añora Artaud, y esa
especie de espectáculo que tanto nos recuerda a la acción de Cage “Pieza
de teatro nº 1” donde arte, poesía, música y danza se unían para intentan
conmover el alma del espectador, aunque no de cualquier espectador, y aquí
es donde en mi opinión radica uno de los problemas del arte de acción, que
no es entendido ni aceptado por todo el mundo, aunque esto no quiere decir
que sea lo normal o que sea un problema en sí, pero si un obstáculo.
Las acciones de Cage, también tienen mucha relación con el teatro
balines de Artaud, los estados espirituales en ambos son claves para
desarrollar ambas acciones y donde todo vale, y las palabras no son
necesarias, porque un gesto vale más que mil palabras…
Un espectáculo cuyo punto de partida es el simple gesto para expresar
algo de la mejor manera que hay, sin necesidad de utilizar el lenguaje, pero no
creamos que detrás del teatro balines no hay toda una planificación
minuciosa, una matemática calculada, de la misma manera que los artistas de
acción piensan con minuciosidad todos sus movimientos para representar su
mensaje, y que fuera de este plano no se entenderían seguramente, son tan
libres como lo eran los balineses de poder elegir su propio lenguaje, y es ahí
donde se encuentra la clave para entender la teoría de Artaud.
Es el gesto en estado puro lo que hace que este teatro sea tan especial,
de la misma manera que el arte de acción también cause admiración por su
público, porque es la idea, el arte, el concepto, la imagen en su estado más
puro.
Una crítica rotunda al teatro de Occidente y a su cultura, Artaud siente
admiración por la cultura oriental, ya que sus obras no están limitadas al texto,
sino que es un teatro físico más que verbal, que te hace pensar.
Intenta resolver el problema que surge alrededor de esta idea, de la
eficacia intelectual que puedan tener los gestos, los ruidos, las formas en sí,
pero lo que de verdad se esta cuestionando es la eficacia intelectual del arte
en sí.
Según Artaud el dominio del teatro, hay que decirlo, no es psicológico,
sino plástico y físico. Y no importa saber si el lenguaje físico del teatro puede
alcanzar los mismos objetivos psicológicos que el lenguaje de las palabras, o si
puede expresar tan bien como las palabras los sentimientos y las pasiones;
importa en cambio averiguar si en el dominio del pensamiento y la inteligencia
no hay actitudes que escapan al dominio de la palabra, y que los gestos y
todo el lenguaje del espacio alcanzan con mayor precisión.
Está claro y comparto con él, que hay cosas que las palabras no
pueden expresar, o al menos no se pueden expresar tan bien, y yo ya no me
referencia al teatro únicamente, sino al arte en sí, y más concretamente a la
pintura, la escultura, la fotografía, el cine mudo…
Artaud es atrevido y como tal, cuestiona uno de los problemas a los que
se enfrentaba el arte, se cuestionaba si éste era capaz de expresar de la
misma manera y con tanta eficacia, lo que las palabras si que pueden hacer,
y la respuesta evidentemente es no, no porque todos sabemos que lo hace de
otra forma diferente, aunque no sabe si mejor o peor.
Lo que está claro es la posición que adopta Artaud, no se trata de
suprimir la palabra en el teatro, sino de cambiar su posición, que no sea lo
primordial en la obra teatral, sino un complemento.
Una frase muy importante para mí, y creo que para muchos artistas es
esta que incluye Artaud en su libro: Uno de los motivos de la atmósfera
asfixiante en que vivimos sin escapatoria posible y sin remedio – y que todos
compartimos, aun los más revolucionarios – es ese respeto por lo que ha sido
escrito, formulado o pintado, y que hoy es forma, como si toda expresión no se
agotara al fin y no alcanzara un punto donde es necesario que las cosas
estallen en pedazos para poder empezar de nuevo… Debe terminarse con
esta idea de obras maestras… Las obras maestras del pasado son buenas para
el pasado, no para nosotros.
Me parecen muy importantes estas palabras, porque en mi opinión
tienen mucho que ver, ya no sólo con el ambiente que se respiraba en su
época, sino en la nuestra, ¿qué manía hay de imponer cosas, de imponer
estereotipos, de imponer incluso la forma de vivir, de imponer como lo mejor
las obras maestras (no les quito importancia en la historia del arte), de imponer
y de imponer constantemente?
No es de extrañar que los artistas de acción, desde mi humilde
conocimiento acerca de ellos (ya que es ahora cuando me estoy adentrando
en el tema), se sintieran admirados e identificados con estas palabras, porque
si quieren denunciar y revindicar algo en la vida, está claro o al menos así lo
veo yo, que hay que romper los estereotipos que nos resulten un obstáculo.
Si yo quiero decir algo, será más efectivo si lo hago de una forma
personal que yo sienta y que sea reconocible y cercana a los demás. Los
artistas de acción pensaron y siguen haciéndolo, que la forma en la que ellos
hacen las cosas, donde hay una ruptura con la obra de arte como tal, es la
mejor y la más adecuada, aunque mucha gente no lo entienda, y cuando
digo que no lo entiende, no me refiero a que no entienden el asunto en sí, o el
mensaje, sino que no comparten la forma a veces violenta de hacerlo, y eso
es muy respetable.
Lo que yo quiero decir, es que “Las Meninas” de Velásquez son una
obra maestra, vale, que es admirable la técnica, el concepto del espacio, el
realismo de la escena, lo de contemporáneo que posee la obra al
representarse el propio pintor pintando, pero: ¿Qué necesidad tenemos de
llevar hasta la saciedad el tema? ¿De representar y representar de todas las
formas posibles el tema?
El cuadro ya se entendió en su época y se ha entendido y admirado,
ahora hay que darle paso a lo nuevo, a lo que se tenga que decir nuevo, el
tema ya está agotado, o al menos así lo entiendo yo y creo que Artaud
también lo entendía con ciertas obras literarias.
Vamos a darle paso a las cosas nuevas, y abramos nuestra mente a las
nuevas formas, “Las Meninas” ya están muy vistas, ya sabemos que están hay,
pero hay muchas cosas por decir y que no queremos entender.
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El teatro nos sigue llamando y ahora vamos con su más grande exponente en el siglo XX, aquél que devolvió al teatro aquél agente catártico de sus orígenes, el inigualable Antonin Artaud, llamado el más surrealista de todos los surrealistas, quien se alzaba en contra del teatro cotidiano narrativo y simplista, él abogaba por el retorno de aquél teatro ritualista y catártico de los Misterios Órficos, acusaba incluso al mismísimo Shakespeare de haberle quitado al teatro su verdadera misión y esencia primigenia:
“Shakespeare y sus imitadores nos han insinuado gradualmente una idea del arte por el arte, con el arte por un lado y
la vida por otro, y podíamos conformarnos con esta idea ineficaz y perezosa mientras, afuera, continuaba la vida.
Pero demasiados signos nos muestran, que todo lo que nos hacía vivir, ya no nos hace vivir, que estamos todos
locos, desesperados y enfermos. Y yo nos invito a reaccionar” (Artaud, A., El teatro y su doble, op. cit., p. 78.)
La concepción del teatro de Artaud era totalmente diferente a la de sus contemporáneos, Artaud odiaba que el teatro sea visto como una mera expresión artística para provocar risas y hacer que el espectador salga en ‘feel good mood’, le asqueaba aquello. Para él el teatro debía mostrar lo peor del hombre y hacerlo reflexionar sobre su propia inmundicia. En Artaud el teatro sacude la psique del hombre más que actuar como placebo o morfina, no le da calma ni entretiene, lo perturba e incomoda, lo pone en estado de alerta, le dice ¡DETENTE Y PIENSA! Destruye los dogmas establecidos, Artaud entendió el teatro tal cómo se lo hacía en sus orígenes, sin repeticiones, ninguna función es igual a la otra, cada escena queda inmortalizada en la mente del hombre y nunca volverá a verla de igual manera.
“El teatro debe buscar su propio lenguaje y no en el texto sino en el espacio”
Artaud diría: ‘¿Cómo es posible que para el teatro occidental no haya otro teatro que el del diálogo? El diálogo- cosa escrita y hablada- no pertenece específicamente a la escena, sino al libro, como puede verse en todos los manuales de historia, donde el teatro es una rama subordinada de la historia del lenguaje hablado. En todo caso, un teatro que subordine al texto la puesta en escena y la realización- es decir, todo lo que hay de específicamente teatral – es un teatro de idiotas, de locos, de invertidos, de gramáticos, de antipoetas, de positivistas, es decir occidental.’
Artaud veía en el texto un enemigo que no dejaba desarrollar al teatro como tal, decía: ‘No ha quedado demostrado, ni mucho menos, que el lenguaje de las palabras sea el mejor posible.’ Se vería influenciado por el teatro balinés que marcaba las diferencias entre Oriente y Occidente: la primera, mística; la segunda, realista; para la primera lo primordial es los gestos y los símbolos; y en la otra, el diálogo y las palabras. El Teatro de Bali encarnaba el ritual y la trascendencia; el teatro occidental, la moral y la ética, precisamente los entes alienantes contra los que luchaba Artaud.
‘Admiró profundamente la actitud de los actores balineses, entregados a un teatro que pretende trascender la realidad, entrar en contacto con la vida interior, arrancar las máscaras para alcanzar el subconsciente. Los personajes representaban estados metafísicos, la acción se presentaba en fragmentos simultáneos y múltiples; se eliminaba la comunicación verbal, reemplazándola por sonidos y ademanes que, juntamente con varias configuraciones físicas, formaban imágenes jeroglíficas.- (Ref. al Teatro KABUKI, Teatro en la historia blogspot)’
Artaud y el Teatro (cortesía de Teatro en la historia)
Su incursión en la práctica teatral fue cuando se unió al grupo de Teatro del Atellier de Dullín en 1921, fue aquí donde empezó a obsesionarse con el potencial que poseía el teatro para romper con el realismo, el tratado “La evolución de la escenografía” fue publicado por el periódico “Comedia” en 1924 y formó parte de uno de los tratados de su obra “El teatro y su doble” (1938), este texto hubo de convertirse en el manifiesto de los revolucionarios del teatro nacidos en medio del fermento político de los años 60. Fundó dos grupos de teatro que coinciden con dos épocas de intensa actividad, estas fueron: Teatro Alfred Jarry, en homenaje al precursor del surrealismo, que realizó cuatro espectáculos en París, entre ellos “El sueño” de A. Strimberg y el otro grupo es el conocido como “Teatro de la crueldad”, que sólo alcanzó a llevar a escena un espectáculo en 1935, fue la adaptación de la obra de Shelley “Los Cenci”.
“El teatro de la crueldad, había sido concebido bajo la concepción de que “la esencia de la vida es cruel y que no cabe en ella la redención.”
Mas tarde la desaparición de este proyecto hizo que Artaud se separara definitivamente del teatro. A esto le siguieron viajes por el mundo en busca de culturas primitivas como la de los TARAHUMARAS en México y un período de nueve años dentro de hospitales psiquiátricos.
El teatro Alquímico: Hay entre el principio del teatro y el de la alquimia una misteriosa identidad de esencia. Los misterios órficos que subyugaban a Platón tenían sin duda en el plano moral y psicológico algo de este aspecto trascendente y definitivo del teatro alquímico, y con elementos de una extraordinaria densidad psicológica evocaban en sentido universo los símbolos de la alquimia que proporcionaban el medio espiritual de decantar y transfundir la materia, evocaban la transfusión ardiente y decisiva de la materia al espíritu.
Del teatro balines: Los balineses, que cuentan con gestos y mímicas para todas las circunstancias de la vida, nos restituyen el mérito superior de las convenciones teatrales, la eficacia y el valor extremadamente emotivo de cierto número de convenciones perfectamente aprendidas y sobre todo aplicadas. El teatro balines: espectáculo de una vida superior y preescrita. Tiene solemnidad de un rito sagrado. Se advierte en el teatro balines un estado anterior al lenguaje, y capaz de elegir su propio lenguaje: música, gestos, movimientos, palabras. Y no sabe Artaud que otro teatro se atrevería a mostrar así, como al natural, las penas de un alma presa de los fantasmas del más allá.
Los balineses y el teatro: Los balineses con su dragón imaginario, y todos los orientales, no han perdido el sentido de este miedo misterioso, en el que reconocen uno de los elementos más conmovedores del teatro ( y en verdad el elemento esencial). En el teatro oriental de tendencias metafísicas, opuesto al teatro occidental de tendencias psicológicas, todo este complejo de gestos, signos, actitudes, sonoridades, que son el lenguaje de la realización y la escena, ese lenguaje que ejerce plenamente sus efectos físicos y poéticos en todos los niveles de la conciencia y en todos los sentidos, induce necesariamente al pensamiento a adoptar actitudes profundas que podrían llamarse metafísica- en- acción. Hacer metafísica con el lenguaje hablado es hacer que el lenguaje exprese lo que no expresa comúnmente. Es considerar al lenguaje como una forma de encantamiento.
Teatro oriental y teatro occidental: Unir el teatro a las posibilidades y expresiones de la forma, y el mundo de los gestos, ruidos, colores y movimientos es devolverle su primitivo destino, restituirle su aspecto religioso y metafísico, reconciliarlo con el universo. El dominio del teatro hay que decirlo no es psicológico, sino plástico y físico. En el teatro occidental la palabra se emplea solo para expresar conflictos psicológicos particulares, la realidad cotidiana de la vida. El lenguaje hablado expresa fácilmente los conflictos, y ya permanezcan en el dominio psicológico o se aparten de él para entrar en el dominio social. Pero por su misma naturaleza estos conflictos morales no necesitan en absoluto de la escena para resolverse. En el teatro oriental de tendencias metafísicas, opuesto al teatro occidental de tendencias psicológicas las formas asumen sus sentidos y sus significaciones en todos los planos posibles: Producen una vibración que no opera en un solo plano sino en todos los planos del espíritu y el teatro oriental, por la misma multiplicidad de aspectos, puede así perturbar y encantar y excitar continuamente al espíritu.
Teatro de la crueldad: Significa teatro difícil y cruel ante todo para mí mismo. No somos libres. Y el cielo se nos puede caer encima. Y el teatro ha sido creado para enseñarnos eso ante todo. Primero por medios grotescos. Por eso en el teatro de la crueldad el espectador está en el centro. Y el espectáculo a su alrededor. En ese espectáculo la sonorización es constante: los sonidos, los ruidos, los gritos son escogidos ante todo por su calidad vibratoria, y luego por lo que ellos representan. Entre esos medios que se redefinen gradualmente está la luz. Y la luz de una caverna verde no comunica al organismo la misma disposición sensual que la luz de un día ventoso. Tras el sonido y la luz, llega la acción, y el dinamismo de la acción: aquí el teatro, lejos de copiar la vida intenta comunicarse con las fuerzas puras.
Ahora veremos a Grusomhetens, el único grupo de teatro en el mundo dedicado enteramente a los principios teatrales de Artaud, particularmente al Teatro de la Crueldad.
Algunas frases de Artaud sobre el Teatro
- “El teatro, como la peste, es una crisis que se resuelve en la muerte o la curación. Y la peste es un mal superior porque es una crisis total, que sólo termina con la muerte o una purificación extrema. Asimismo el teatro es un mal, pues es el equilibrio supremo que no se alcanza sin destrucción. Invita al espíritu a un delirio que exalta sus energías; puede advertirse en fin que desde un punto de vista humano la acción del teatro, como la de la peste, es beneficiosa, pues al impulsar a los hombres a que se vean tal como son, hace caer la máscara, descubre la mentira, la debilidad, la bajeza, la hipocresía del mundo, sacude la inercia asfixiante de la materia que invade hasta los testimonios más claros de los sentidos; y revelando a las comunidades su oscuro poder, su fuerza oculta, las invita a tomar, frente al destino, una actitud heroica y superior, que nunca hubieran alcanzado de otra manera”
- “El teatro se asemeja a la peste porque, como ella, es la revelación, la manifestación, la exteriorización de un fondo de crueldad latente y por el cual se localizan en un individuo o en un pueblo todas las perversas posibilidades del espíritu.”
- “Y el público creerá en los sueños del teatro, si los acepta realmente como sueños y no como copia servil de la realidad, si le permiten liberar en él mismo la libertad mágica del sueño, que sólo puede reconocer impregnada de crueldad y terror.”
- “Se ha perdido una idea del teatro. Y mientras el teatro se limite a mostrarnos escenas íntimas de las vidas de unos pocos fantoches, transformando al público en voyeur, no será raro que las mayorías se aparten del teatro, y que el público común busque en el cine, en el music-hall o en el circo satisfacciones violentas, de claras intenciones.”
- “El Teatro de la Crueldad ha sido creado para restablecer en el teatro una concepción de la vida apasionada y convulsiva, y es en este sentido de rigor violento y condensación extrema de elementos escénicos que debe entenderse la crueldad en la cual están basados.”
Ahora sí, finalmente: El Teatro y su Doble
Ensayo de 1938, donde Artaud nos da las bases teóricas del Teatro de la crueldad. Ensayo que de acuerdo con el director francés Jean-Louis Barrault es «Lo más importante que se haya escrito sobre el teatro en el siglo XX… Es necesario leerlo y releerlo. Artaud es el metafísico del teatro.» Compruébelo usted mismo, todo sobre su admiración sobre el teatro balinés, su odio al texto concebido en el nuevo teatro, etc. lo encontrará aquí:
Libro en pdf: http://grupomartesweb.com.ar/wp-content/uploads/2012/12/Artaud-Antonin-El-Teatro-y-Su-Doble.pdf
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